Por Francisco Arenas Murillo

Las circunstancias al interior del Partido Revolucionario Institucional no parecen resolverse; por el contrario, todo parecer indicar que en contraste a la mística que los rodeo siempre de “revolucionar” todo a su paso, esa organización política involuciona, al menos en Sonora. Los diferendos entre los principales grupos de poder en el partido tricolor no cesan, y los agravios se siguen acumulando entre ellos, mismos que seguramente se cobrarán llegado el momento de sacar las cuentas en las urnas electorales.

La forma como se han definido las candidaturas a algunos cargos de elección popular, desde el senado hasta diputaciones federales, faltando las curules locales y presidencias municipales, es uno de los temas que se han convertido en la principal fuente de los desacuerdos verbales y de actitud entre los principales grupos de poder internos del tricolor. En los casos de Flor Ayala, Carlos Rodríguez Freaner, Ulises Cristópulos Ríos, que no fueron considerados para convertirse en candidatos a diputados federales, fueron incrustados en la estructura organizacional del partido y en el equipo de Enrique Peña Nieto.

“Es una salida digna para todos ellos; evitar el escarnio público y sobre todo que esos agravios se hagan más evidentes”, le dijo a Arena Política uno de los personajes que operan al interior del PRI.