Una mutación genética permitió a los mamuts adaptarse al frío intenso durante el Pleistoceno y evitar el congelamiento, reveló un estudio difundido en la revista Nature Genetics en su edición más reciente.

Los resultados del estudio se basan en la secuenciación de genes del ADN presentes en la hemoglobina, proteína que transporta el oxígeno, extraídos de los restos de tres de esos animales enterrados en el permafrost.

Expertos del Centro Australiano de ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida, en Australia y de la Universidad de Manitoba, Canadá, convirtieron las secuencias de ADN en ARN y las injertaron en una bacteria de Escherichia coli que produjo la proteína del mamut.

Luego los científicos analizaron el ADN reproducido y hallaron tres cambios distintos en la secuencia de hemoglobina con los cuales sería posible transportar oxígeno en la sangre aun en condiciones de frío extremo.