Por José Luis Parra

Algunos negocios florecen como si dispararan con ametralladora. Pero algo está pasando en la medición de los tiempos. El gatillo ya empieza a atorarse. Y esa debe ser una mala señal. La política, al parecer, está entrando a una peligrosa fase de descomposición como nunca antes se había visto. El escenario está muy raro en la aldeana política de Sonora. El ambiente está enrarecido, como si algo extraordinario estuviera por suceder. Pero los tiempos no cuadran. La estafeta presidencial se pasa hasta diciembre. Lo que sí podría suceder en cualquier momento sería un eventual fallo de la corte sobre las controversias jurídicas que mantienen enfrentados a los integrantes de la llamada clase política, esos que saben cuando jalar del gatillo.

En esta lucha de poderes se registra la visita de Manlio Fabio Beltrones, quien este viernes llega acompañado de Pedro Joaquín Coldwell. Y todo está preparado para que en cuanto se vaya el presidente nacional del PRI, haya una encerrona entre Beltrones y Padrés.

Los temas que se pondrían sobre la mesa serían los que ya se conocen: Acueducto, amarres o desamarres políticos, Congreso del Estado, la alianza Padrés-Beltrones, la búsqueda de caminos para llegar a los funcionarios de Enrique Peña Nieto y hasta intercambios de opinión sobre el relevo en el PRI Sonora. Trascendió que el gobernador tiene información en el sentido de que Juan Manuel Verdugo sería un fuerte contendiente a la presidencia del PRI sonorense, con toda la venia del próximo gobierno federal. Por algo será un tema que se pondrá sobre la mesa. Por lo pronto, muchos priístas ya claman con voz en cuello: ¡Hay que recibir como se merece al Jefe Beltrones!