Y va quedando claro de qué se tratan estas elecciones: de la intentona desde Los Pinos de debilitar a los gobernadores-caciques de la inacabada transición democrática.

En su revisión de las alianzas electorales, el actuario Roy Campos, presidente de Consulta Mitofsky, sostuvo en estas páginas que el PAN y Andrés Manuel López Obrador saldrán ganando al final de la contienda por las 12 gubernaturas que se disputarán el próximo domingo 4 de julio.

Curioso resulta que el encuestador más influyente del país ubique en el lado de los ganadores a dos actores políticos que la mayoría de los observadores ven en el bando contrario. Para refutarlo, al menos hay una decena de de valoraciones. Algunas de las más rocambolescas se escuchan dentro del PT, de Alberto Anaya, donde con amargura se quejan que el “fundamentalismo del tlatoani de Macuspana” les quitará votos y cargos públicos por su veto a las coaliciones con el PRD y el blanquiazul.

Como estos argumentos podrían cuestionarse, por subjetivos, lo mejor es observar algunos hechos recientes para dimensionar los problemas que por lo menos dentro del PAN han originado los “dedazos” presidenciales.

Parte de esta historia ocurre simultáneamente en Aguascalientes y Veracruz, luego de que el Comité Ejecutivo Nacional del partido en el gobierno designara a Martín Orozco y a Miguel Ángel Yunes como candidatos a las gubernaturas de esas entidades.

Todos los “dedazos”, por definición, dejan damnificados. En el caso veracruzano, el adversario más popular -según las encuestas- era el exdiputado Gerardo Buganza Salmerón, quien hace seis años contendió por la gubernatura con el priísta Fidel Herrera. Pero la cúpula panista lo marginó, para postular al Director del ISSSTE.

“El partido propone y el pueblo dispone”, reviró, lacónico, el Mandatario hidrocálido. Y de los dichos, pasó a los hechos. Orozco, quien había protagonizado una trama inmobiliaria por la que se había apoderado de un predio que fue propiedad municipal, deberá comparecer ahora ante la justicia local.

Un juez le dictó auto de formal prisión, como probable responsable de los delitos de tráfico de influencias y uso indebido del ejercicio público”.

Antes de que se divulgara esa resolución, desde Los Pinos llamaron a la Casa de Gobierno de Aguascalientes. Aun así, Reynoso Femat no detuvo la acción judicial contra el aspirante avalado por el PAN, quien cuenta con tres amparos y podría alcanzar la libertad bajo caución, en caso de ser consignado. Viene ahora una batalla legal, pues las autoridades electorales podrían negar a Orozco su registro como candidato, por sus pendientes con la justicia.

Y va quedando claro de qué se tratan estas elecciones: de la intentona desde Los Pinos de debilitar a los gobernadores-caciques que la inacabada transición democrática dejó como herencia incómoda.