Por Rafael Cano Franco

El periodista, columnista y director del portal “Marquesina Política”, Gerardo Ponce de León, también conocido por el seudónimo con el que acostumbraba firmar su columna de “Dr. Pin Shivago”, fue víctima de una cobarde agresión ayer por la mañana y aunque sufrió varias lesiones, afortunadamente su vida no está en riesgo. Por familiares cercanos a Gerardo Ponce podemos tratar de reconstruir los hechos y la conclusión a la que llegamos es que se trató de un atentado en contra del periodista, no de un simple robo con violencia en contra de un ciudadano, alguien se molestó por algún comentario que escribió y eso fue el factor determinante para que fueran y le dieran una golpiza.

Enfatizo que se trató de agredir al periodista, lesionarlo, acallarlo, amedrentarlo y hasta “invitarlo” a que se fuera de Sonora por el simple hecho de que en el ejercicio de la libertad de expresión emitió un comentario que pudo disgustar a alguien. Todo sucedió la mañana de ayer jueves cuando Gerardo Ponce llegó a sus oficinas; por fuera de ellas un tipo lo interceptó y dijo que iba en nombre de otra persona para platicar con él. Durante unos momentos platicaron por fuera  de las oficinas y luego el agresor le solicitó un vaso con agua, en esos momentos el Colega Periodista abrió su oficina y cuando regresaba con el líquido fue agredido con un objeto metálico y otra persona se sumó a la agresión.

Lo golpearon en la cabeza, en las costillas y en las piernas; lo sometieron y le colocaron una especie de daga en un costado diciéndole que lo iban a matar, que tuviera cuidado con lo que escribía y que mejor se fuera del estado. A la violencia física a la que lo sometieron le agregaron la violencia emocional y sicológica. Para esos momentos, el impacto de los golpes en la cabeza tenían “noqueado” a Gerardo y estaba a merced de los sicarios; tratando de aparentar un robo, le quitaron sus documentos, su celular y se huyeron. A media mañana le practicaron una cirugía en los párpados; la revisión médica diagnosticó fisuras en varias costillas y contusiones en piernas y brazos. Por la forma en que sucedieron los hechos y por las expresiones de los agresores, no puede tratarse de un robo, es una agresión directa al periodista por realizar su labor informativo y desde ese punto de vista una agresión a la libertad de expresión.