El panorama que dejó la onda gélida está desquiciando la economía de Sinaloa y en menor escala, la de Sonora. Los daños en la agricultura en el vecino estado fueron tremendos; de 700 mil hectáreas sembradas 600 mil aproximadamente fueron siniestradas por las bajas temperaturas; de una producción estimada en 4 millones de toneladas de maíz blanco no alcanzarán a levantar el millón, lo cual no será suficiente para el consumo humano que se estima en 3 millones de toneladas y el resto se destina al sector agropecuario, el cual si no compró a futuro el alimento para su ganado, sin duda se encarecerá.

De hortalizas ni hablar, se acabó prácticamente todo, lo único que se salvó fue lo que había en invernaderos pero es mínimo en relación a la agricultura a cielo abierto.

En Sonora los daños en el trigo fueron altos, aproximadamente 115 mil hectáreas; desde luego se vieron afectados los cultivos de melón, sandía, papa, chile y calabaza, y todavía no se ha logrado cuantificar –hasta dentro de aproximadamente 15 días– la afectación de la helada en la uva sonorense. Se sabe que la zona de Pesqueira, que es la primera de la temporada en brotar el fruto, fue la más afectada; de hecho es la primera que genera la venta en donde se obtiene el mayor precio por caja.

Mis amigos agricultores me dicen que pronto sabremos la magnitud del problema porque también otro de los cultivos fuertemente dañados fue el garbanzo. Se estima que en Sonora hubo alrededor de 50 mil hectáreas afectadas de las cuales 22, 300 son de maíz.

Imagínate amigo lector como consecuencia de esto, en qué situación estarán los transportistas cuyos camiones no harán el viaje a la frontera por no haber producto que trasladar. Así también los proveedores de fertilizantes, los de cajas para el empaque del producto, y otros insumos de la agricultura. Sin duda también la escasez de dinero afectará el comercio local y los agricultores tendrán dificultad para pagar los créditos bancarios, las líneas de créditos a proveedores y desde luego, los anticipos de sus comercializadores en Estados Unidos.

Me comentaba un agricultor que en los contratos que se tienen establecidos tanto los agricultores con los brockers o éstos con las grandes tiendas comerciales como Walmart, Costco, entre otras, existe una claúsula que se llama “acto de Dios”, que hoy por hoy se aplica sin ninguna duda, ya que estos daños no son imputables al productor. Esto apenas es una parte de la magnitud del problema que las bajas temperaturas de hace días vinieron a dejar en la región Sonora-Sinaloa.