Por Martín Romo 

Y al estilo de los excesos y zafarranchos que se han suscitado en algunos parlamentos del mundo, donde resulta y resalta que ayer se registró uno parecido, es en el Congreso del Estado, cuando los diputados de la bancada del PRI quisieron “revivir” el voto muerto -literalmente hablando-, que les significa el legislador asesinado, Eduardo Castro, a la hora de intentar acelerar su reemplazo. De ese pelo.

De ahí que los tribunos tricolores perdieran las formas, o mejor dicho la compostura, al querer meterle el turbo a dicho proceso, a fin de no estar en desventaja, en cuanto al número de congresistas, motivo por el cual se diera el choque de trenes, al toparse con pared, o con la oposición de sus homólogos del PAN, cuyo coordinador es Javier Neblina, quien casi les dijera ¡cuál prisa pues!

Ya que lejos de proceder al “bravazo”, Neblina Vega y compañía se pronunciaron por turnar el caso ala Comisiónde Gobernación, para que una vez analizado a profundidad y desahogados todos los posibles escenarios e implicaciones que pudiera tener, hasta entonces ahora sí citar al inculpado a tomar protesta como diputado local. ¿Cómo la ven?