Por Rafael Cano Franco

Esta claro para el PRI que su pelea electoral en Hermosillo está casi perdida y si ese partido tiene aspiraciones de obtener una victoria que pueda ser sonada, lo único que le queda es Cajeme y algunos municipios del sur de Sonora. El panorama es claro: de Hermosillo para el norte casi todo será panista, Caborca es una posibilidad real de que sea recuperada, luego de la desastrosa administración de Dario Murillo Bolaños y Agua Prieta volverá a ser tricolor porque ahí se hace lo que la familia Terán dicta. La Capital de Sonora es azul por cualquier lugar que se le vea; el PRI va a sufrir una auténtica paliza en las urnas y no se prevé que puedan ganar nada. ¡¡Ahhh, pero el sur!! Ahí las cosas cambian radicalmente.

Guaymas va a ser ganado y por amplio margen, a pesar de toda la persecución –con cierta razón—en contra de Otto Claussen, este no cede el más mínimo espacio para que sus rivales puedan crecer. Ni que decir de Antonio Astiazarán quien se va a llevar de calle el IV distrito federal.

En Navojoa todo hace indicar que Natanael Guerrero va a ganar la alcadía y se va a mantener la diputación local, además de que Bulmaro Pacheco se enfrenta al candidato del PAN más débil y descobijado de todos, Max Othón Zayas; en Etchojoa la candidata del PRI es todo un fenómeno de popularidad; Alamos y Etchojoa están en la pelea.

Queda solamente Cajeme, que se convierte en la plaza más disputada, creo que más por el orgullo de los bandos que la disputan. Si bien Rogelio Díaz Brown empezó con yerros que todavía lo persiguen; también es cierto que enderezó el rumbo de su campaña y ahora tiene una cómoda ventaja sobre la candidata del PAN, Eloísa Flores García. En el caso de las diputaciones locales y la federal, la ventaja es del PAN; pero en el Senado hay una ventaja jugosa para los candidatos del PRI.