El público de Torreón gozó de un pase a la final con un final de película. México venció 3-2 a Alemania y jugará el próximo domingo por el título del Mundial de la categoría en el Estadio Azteca.

El Tri remontó con dos golazos para generar el delirio del público presente en el estadio y de los millones que lo siguieron por TV en todo el territorio nacional.

El equipo de Raúl Gutiérrez se fue al frente al minuto 3 con "hombrazo" de Julio Gómez. Alemania empató con Samed Yesil (9') y le dio la vuelta con tanto de Emre Can (59').

Pero los jóvenes mexicanos nunca bajaron los brazos y empataron con gol olímpico de Jonathan Espericueta (75'). En esa jugada Gómez salió lesionado con un gran corte en la cabeza. Pero regresó al campo como un guerrero y al 89' él mismo definió el partido con un remate de chilena.

El inicio del cotejo fue un balde de agua fría para los teutones, porque apenas al minuto 3 el Tri ya tenía la ventaja. Jorge Caballero centro desde la izquierda y Gómez, increiblemente con ventaja teniendo en cuenta la disciplina defensiva de los alemanes, hizo el ademan de un remate de cabeza, pero le dio con el hombro; el balón salió lento y esquinado ante la impotencia del portero Odisseas Vlachodimos.

Entonces apareció la paciencia de los europeos. Apenas iniciaba el juego y, mucho menos ellos, se iban a desesperar. Porque el empate llegó casi inmediatamente. Antonio Briseño, capitán mexicano, tuvo un despiste, Yesil le robó el balón y venció a Richard Sánchez con tiro lejano y colocado.

El inicio segundo tiempo fue controlado por el cuadro nacional. Arturo González (53') con un tiro desde fuera del área y un mal corte de Noah Korzowski (57'), que por poco se convierte en autogol, certificaron el dominio azteca.

Pero dos minutos más tarde la frialdad alemana se mostró y eso bastó para que se pusieran al frente en el marcador. Can se llevó a tres defensas, todos por el centro, entró al área y definió con la punta derecha.

Otra vez Alemania se interponía en un camino mundialista del Tricolor, como en '78, '86 y '98, partidos que terminaron todos con triunfo teutón.

Pero si hace seis años el equipo de Jesús Ramírez rompió con la tradición perdedera de la Selección, aunque sea en categorías inferiores, este día el de Raúl Gutiérrez se encargó de enterrar la impotencia surgida después de cada elminación ante los alemanes.

El dramatismo llegó con el gol olímpico de Espericueta (75'). El volante de Tigres golpeó desde el banderín derecho, la pelota cerró por alto, superó a todos los defensores alemanes e incluso el intento de remate de Gómez y la acometida de Yesil, pegó en el poste contrario y besó las redes ante el delirio del público de La Comarca.

Y hubo más dramatismo pues Gómez terminó con un gran corte en la cabeza. Fue retirado en camilla, suturado y vendado; el volante pidió regresar ocho minutos después sólo para cazar de chilena en un tiro de esquina y provocar un gran rugido en Torreón porque el pase a la final ya estaba en la mano. Y nada de "flaquezas" finales, porque los jóvenes se aferraron a su boleto al Estadio Azteca y no lo soltaron.

Fue un final de película que dio un pase a una final, que se jugará el domingo en el templo del futbol mexicano, ante Uruguay.

La posibilidad de una segunda generación de Niños Héros está a 90 minutos. Y se puede conseguir en el Azteca, ni más ni menos.

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