Por Arturo Soto Munguía
Quienes estaban esperando el Tercer Informe para captar señales de que el gobierno de Sonora reconsideraría algunas -por lo menos algunas-, de las prácticas que lo han sumido en su peor crisis de credibilidad, pueden jalar una silla y sentarse a esperar, porque parados, se van a cansar.
“Vamos muy bien” y “Gracias, gobernador”...Con eso se resuelve cualquier problema de gobernabilidad. Por lo menos, cualquier problema de gobernabilidad al seno del muy reducido grupo compacto de Guillermo Padrés. Lo demás, lo otro, el drama cotidiano de millones de sonorenses, es secundario. Digamos que, por ejemplo en Cajeme hubo dos personajes clave trabajando para el gobernador en las pasadas elecciones. Uno de ellos es Jesús Félix Holguín y el otro Francisco Villanueva Salazar. Ambos priistas de viejo cuño a quienes el PAN le apostó todo y todo perdieron. Hoy, Guillermo Padrés los ‘jala’ a su gabinete. Al primero lo nombra Delegado Regional para Asuntos Políticos y Sociales del sur del Estado. Al segundo, le otorga la Subsecretaría “A” de Gobierno.
Digamos que en Puerto Peñasco, el ex alcalde Alejandro Zepeda Munro, quien operó una millonaria campaña electoral que dejó en la quiebra total las finanzas de ese municipio, ahora firma como flamante “Sub Secretario de Seguimiento de Gabinetes”, figura de la que se dice, fue inventada sólo para darle chamba. Digamos que en Nogales, donde el ex alcalde José Ángel Barajas también dejó ‘temblando’ las arcas municipales, fue contratado por el gobernador como Director Administrativo en la Procuraduría General de Justicia del Estado, que ‘atinadamente’ dirige el licenciado Carlos Navarro Sugich. Digamos que el ex presidente municipal de Guaymas, César Lizárraga, sobre quien pesan durísimos señalamientos de corrupción y quien, en palabras del recién electo alcalde, Otto Claussen Iberry dejó las finanzas municipales hechas ‘un desmadre’, está a punto de ser integrado al gabinete de Guillermo Padrés. La realidad del pequeño grupo que se hizo con el poder a partir de una lastimosa coyuntura como la tragedia en la Guardería ABC, y de un desastroso manejo de la gobernabilidad como la que mostró Eduardo Bours al término de su mandato, parece ser la línea sobre la que marchan, y seguirán marchando quienes hoy gobiernan Sonora.
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