Por Arturo Soto Munguía

Los 72 municipios de Sonora están en quiebra financiera. Endeudados hasta el tope. Sus alcaldes tocan puertas aquí y allá para ver de dónde pueden obtener recursos para, por lo menos, solventar el gasto corriente, ya no se diga para pensar en nuevas obras u ofrecer servicios públicos más o menos dignos. Vaya, en Hermosillo, la capital del estado de Sonora; la joya de la corona que presume el PAN como refrendo ciudadano a la viabilidad y factibilidad de su gobierno, la burocracia municipal sindicalizada comenzará hoy a laborar bajo protesta. 

El personal se encuentra muy molesto porque han descubierto que los descuentos sobre nómina, para cubrir prestaciones sociales se siguen aplicando rigurosamente, pero el gobierno no destinó esos recursos al pago, por ejemplo, de seguros de vida y gastos mayores; a créditos Fonacot y demás minucias. Para decirlo claro: el gobierno tomó el dinero que sus trabajadores pensaban era destinado a cubrir prestaciones y compromisos crediticios, por ejemplo, pero los destinó a otras cosas. 

Se presume, sospecha, intuye, que esos recursos se gastaron en las campañas electorales de los candidatos del PAN. El asunto es serio. Los servidores públicos están desprotegidos y saqueados. Indefensos. Este es apenas uno de los temas que en los próximos días, dará mucho de qué hablar, y al que no podrán detenerlo con spot y cebollazos en columnas que repiten como pericos eso de que “Vamos bien, vamos muy bien”.