Por Martín Romo

Todo hace indicar que todavía hay quienes no quieren entender que ya no hay intocables, al menos para los del área de Inspección y Vigilancia Municipal, donde las manda a sancionar la directora, Dora María Tapia, como lo comprueba la multa que ahora le pusieran el fin de semana al conocido restaurant bar “Tatis”, que se ubica sobre el bulevar Morelos. De ese vuelo. Porque con todo y que trascendiera que el dueño del ventaneado lugar, de apellido Borchart, es de esos que cree “que se cocina aparte”, aún así le aplicaron el reglamento y una infracción de 300 salarios mínimos, y no es para menos, al permitir un fiestón que se les salió de control, al asistir por lo menos 800 jóvenes, la mayoría menores de edad, consumiendo bebidas embriagantes y quién sabe que cosas más.

De ahí que al organizador de dicho reventón también le tocara su parte, o una sanción de 100 salarios, ya que no contaban con el permiso correspondiente para llevar a cabo ese aquelarre; en tanto que el local no tenía la capacidad para albergar a tantos invitados ¿o colados?, lo que provocó que bloquearan varias vialidades, con el consabido caos vehicular y los reportes “ciudadanos”. De ese tamaño.