En la reunión extraordinaria del Consejo Nacional del PAN, el presidente Felipe Calderón hizo una dura, durísima autocrítica de su partido.

Reconoció el desgaste que han significado once años en el poder para la ética tradicional del partido, lo cual ha llevado al desdibujamiento de la identidad.

Un llamado presidencial a la renovación ética, con lo cual se calcula puedan recuperar los panistas la confianza de los electores.

Porque al final todo lleva al mismo objetivo: la elección de 2012.

2012, ¿no es concurso de popularidad?

Mientras el dirigente nacional del PAN Gustavo Madero reconoce que se han pervertido la selección de candidatos, el ex secretario de Hacienda Ernesto Cordero considera que los comicios de 2012, “no son un concurso de popularidad”.

Un punto de vista que choca con la realidad electoral en toda democracia.

Cierto, cuentan las propuestas y los proyectos, pero es impensable que una elección presidencial la gane un candidato que no tenga popularidad entre los votantes.